lunes, 14 de septiembre de 2009

ENSAYO SOBRE EL RECICLAJE

FUNDAMENTOS PRÁCTICOS Y SOCIALES DEL RECICLAJE

La práctica del reciclaje que hoy conocemos de manera consiente como una labor a partir de la cual se reutilizan los materiales sólidos, disminuyendo el impacto ambiental que se genera en un espacio determinado, no ha sido desarrollado por el hombre sólo en la actualidad, sino que, visto desde un sentido de conservación, el ser humano siempre ha buscado reutilizar elementos y materias que influyen directamente en su propia subsistencia. El hombre hace 80.000 años reutilizaba los huesos que encontraba en sus diversas migraciones, volviéndolos a mascar, absorbiendo hasta la última gota de sustancia que podía haber en ellos. Todas las herramientas y armas que encontraba en un lugar antes habitado por otra tribu eran reparadas y puestas de nuevo en servicio gracias a la capacidad del hombre de reutilizar materiales que son considerados basura. Produce cierta desazón pensar en que el hombre primitivo aceptaba de una manera vivificante, así fuera consiente e inconsciente, la actividad del reciclaje, y nosotros, hombres y mujeres modernos, caminamos con pies de plomo sobre nuestra propia porquería y miseria.
Dicho de otro modo, el hombre de la barbarie, cuyo mundo no lo obligaba a reciclar los materiales y alimentos de los que se servía, era más prudente en el uso de los recursos naturales, que el hombre de esta época, para el cual resulta todavía inadmisible hablar del reciclaje como un trabajo digno, significativo e imprescindible. A su vez, desconocemos nuestra propio papel dentro del proceso circular que tienen los residuos sólidos dentro de una ciudad como la nuestra. En principio hay un productor que genera un resultado o producto del cual nos beneficiamos, pero del que siempre va a quedar un residuo, este residuo es recolectado y llevado a un lugar propicio en donde todos los desechos producidos por nosotros no deberían afectar a otros seres vivos. En la actualidad, en Bogotá no se ha podido establecer una política más pertinente en cuanto a la recolección de los residuos sólidos, y con lo que se cuenta, así muchos no lo quieran, es con la ayuda visceral de los hombres y mujeres que se dedican a las labores del reciclaje. Es aquí donde surgen dos preguntas: si nos hemos convertido en los peores enemigos de cada una de las especies que habita el planeta, seres vivos pacíficos y nobles, ¿cómo es posible que mostremos tan desmedido desprecio por el hombre o mujer que honestamente se gana la vida por medio del reciclaje? Y si en esta sociedad ciega y despótica hay todavía un oficio que no perjudica sino que prolonga el final del tiempo en la tierra ¿por qué cada hombre y cada mujer que labora en el reciclaje, no toma por cuenta propia su lugar en la sociedad? Uno ve muchos hombres y mujeres bien vestidos, con carros y escoltas, pero que no valen ni la uña mugrienta de un reciclador.

Pareciera que dentro de todos los valores que se le exige que cumpla el hombre y la mujer para hacerse ciudadano, no se contempla el respeto a la naturaleza y los demás seres vivos que habitan en el planeta. Sólo se contempla la conservación de los recursos que nos ofrece el medio ambiente cuando imponemos nuestros intereses de subsistencia, sobre la vida y dignidad de los demás seres. Ejemplo: el vecino le da de comer al perro, no porque lo valore y lo quiera como ser vivo del que se puede aprender, sino porque cuida el parqueadero del cual es dueño y señor. Lo mismo: la empresa de papel no reforesta grandes extensiones de terreno con árboles de distintas clases por que ame los árboles y los valore porque gracias a ellos podemos respirar un aire más puro, no, el hombre no cultiva árboles por eso, lo hace para tener qué tumbar cuando ya haya tumbado todos los bosques centenarios. Lo mismo: el reciclador no recoge, administra y selecciona los residuos sólidos por que sepa en todos los casos que su oficio es de los pocos que todavía da un suspiro a la tierra, lo hace, en la mayoría de los casos, por subsistencia. Y está en su derecho. ¿Qué más puede hacer dentro de una sociedad tan tiránica como la nuestra? Apenas se puede pensar en el pan de cada día y nada más.
Como contrarespuesta a nuestra propia indiferencia, en el mundo pequeños grupos de personas se empiezan a reunir de pensamiento y palabra, buscando formas legitimas desde las cuales se pueda hacer respetar el suelo que pisamos, el aire que se respira, el agua que bebemos y los animales que conviven en total no violencia con la tierra. En uno de estos espacios se podría proponer un modelo experimental de educación ambiental dirigido a los trabajadores del reciclaje, haciéndoles ver a partir de su propia experiencia la importancia de su oficio, los alcances del mismo, lo imprescindible que es en este tiempo y como lo ha sido a través de la historia.

Por último, quisiéramos recordar que en último tiempo varios grupos de empresarios se han visto atraídos por el oficio del reciclaje, pero practicado a gran escala y controlado desde la cabeza de una estructura jerárquica que no promete beneficiar las condiciones de vida de los recicladores de base, por el contrario, buscan adueñarse del negocio de una manera total y definitiva, expropiando a los pequeños y humildes recicladores de su material fundamental de subsistencia. Esto nos muestra que el reciclaje no es una actividad sin futuro, destinada a los habitantes más oprimidos de la sociedad. Tal vez nuestra poca capacidad de planificación, organización y estructuración de nuestras ideas no ha dejado que veamos en el reciclaje una actividad económicamente viable, en donde todos los actores y participantes podrían, en primer lugar, trabajar siendo consientes de la importancia de su oficio, y por otro, vivir de manera justa y digna tal es la obligación a la que se vería abocada toda la sociedad, con los trabajadores de tan noble oficio.
No quisiéramos evadir varias problemáticas que también hacen parte o se han incorporado a la actividad del reciclaje. No se puede negar que un gran porcentaje de recicladores consumen drogas y son amigos de lo ajeno. Se dice que el que peca y reza empata, pero esta dicho no se aplica si se quiere avanzar en la dignidad del reciclador y su oficio. A nuestra actitud con respecto al reciclaje no se le pueden endilgar todos los problemas , pero sí es el momento para reflexionar en cuanto al papel que ha jugado la indiferencia y desprecio de la mayoría para la progresión de estas problemáticas que atañen el reciclaje. Estamos casi seguros de que cuando la sociedad de la que hacemos parte esté dispuesta a aceptar sus errores y por lo menos dar a cada uno la dignidad y puesto que se merece, en ese momento se podrá construir una esperanza para los demás seres vivos que les tocó compartir domicilio con nosotros.

TOMADO DE.http://reciclajebogota.googlepages.com/